martes, agosto 22, 2006

Barcelona


Veo como anocheces, ciudad, y te envidio. Todas las noches consigues hacerlo. Todas las noches te vuelves noche. Todos los días se apagan poco a poco y te vistes de cocktel una y otra vez. Y te duermes entre magia. Qué distinta es mi calle de la mañana a esta que veo ahora bajo mi ventana.
Ojalá pudiera yo también hacerme de noche y amanecer todos los días. Pero no puedo.