domingo, enero 20, 2008

12 de enero de 2008


La palabra volvió a morir hace unos días. ¿Quién dice que los ángeles son inmortales?. Ya no habitará su alma bajo este cielo gris que todos deberemos sufrir sobre nuestras cabezas, con un poco más de dolor.

Le echarán de menos los que le conocieron, y los que no tuvimos el placer sentiremos igualmente que alguien se nos fue. Porque cuando una persona brillante muere, el mundo alrededor hasta allá donde alcanzaba su luz, se vuelve más oscuro, más inhóspito también.

Cuando una fuente se seca, sientes horrible la sed que tendrás en el futuro. Y qué hemos de hacerle. Bastante regó nuestros campos, ojalá florezcan y otros se encarguen de multiplicarlos. Yo haré lo propio. Nunca dejaré de leerle, para mí y para otros.



Honda y llanamente, gracias Ángel.

martes, enero 08, 2008

TRENES

Quiero llorar porque me da la gana, como lloran los niños del último banco... porque yo no soy un hombre, ni una hoja, sino un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.

Federico García Lorca.
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A veces lo único que me apetece es pensar en trenes, en trenes que se van. Después de ver pasar muchos de ellos desde el andén de una vieja estación, no hay sensación más hermosa que sentir que por fín vas dentro de uno... que te lleva a algún lado, dónde sea. Algún lugar precioso, simplemente porque es otro lugar.
Pensar en trenes es la libertad para mí. Tal vez porque siempre viajé en ellos. Me llevaron a mi futuro y me devolvieron al pasado cuando estaba herida y necesitaba curarme las alas, o el corazón. Cuando necesité volver a casa, a la que en algún momento sentí mi casa, viajé como una centella hacia ella. La imagen de Virginia Woolf en la Horas esperando el tren que la devolviera a Londres y a la locura, me conmovió. Y también el hecho de que por amor eligiera la muerte en vida que terminaría siendo la real. Tal vez el amor verdadero sea una enfermedad sin cura al fin y al cabo. Quizá cuando encuentras a alguien con quien viajar o quedarte en esta vida no puedas nunca más salir corriendo... y sabes que será recíproco. Ambos nos quedaremos siempre en el andén o subiremos juntos al tren, pero no despediremos al otro hacia un futuro sin nosotros.