miércoles, junio 28, 2006

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Sólo me gustan los días de lluvia cuando tengo 12 años y es otoño. Y llevo pantalones de pana y botas para el agua y calcetines con agujeros. Y en casa me espera mamá para secarme los pies y prepararme la merienda.
Y sólo me gusta estar triste cuando no es por nada grave y hago pucheros y me sale una lagrimita pero luego te veo y la sonrisa lo puede todo y se me olvida que estaba triste porque llovía.
Tal vez no me guste la lluvia porque no la conozco bien. Quizá me quedan muchas lluvias por conocer. Todas me parecen siempre la misma que vuelve, y vuelve, y vuelve...
Ojalá pudiera tomarme el día libre e ir contigo a desayunar a una cafetería bonita. Y luego ir a ver juntos como el cielo le llora al mar y el mar le escucha, y nosotros escuchamos a ambos y nos abrazamos. Y pensamos a la vez lo bien que se estaría debajo del edredón aunque sea mayo y yo ya no tenga el edredón.
Luego alquilaríamos una peli de domingo y la veríamos un miércoles, y nos quedaríamos los dos dormidos en el sofá. Y cuando nos despertáramos estaríamos en Formentera. Y ya no necesitaría desear tener 12 años y volver de la escuela, porque querría tener los años que tengo y estar contigo en el fin del mundo.








Te quiero.

1 comentario:

raymond_yeats dijo...

Rompe a llover, sin estruendo, gota a gota, y luego, todas juntas mojando todo lo que sale a su paso. Sucede que te vas poco a poco, gota a gota, y de pronto rompes a irte algo más seguido, y todo se llena de tu ausencia, empapando mi vida de una alegre tristeza de no poder achucharte, como cuando te dabas golpes en la coronilla, nerviosa de tan feliz como te encontrabas, con tu padre. Que siempre espera que siga lloviendo, para cogerte con mas ganas de achucharte, en los breves encuentros en que nos vemos.