martes, junio 27, 2006

MI TRISTEZA


La propia. La que no es tristeza que todos podamos compartir aunque de algún modo todos la sintamos parecida en alguna ocasión. La que una no es capaz de describir nunca demasiado bien porque se atora en la garganta y se traba entre los dedos.
Esta tristeza es la que me hace fuerte porque cuando aparece un ratito cada mucho tiempo, me doy cuenta de que soy feliz, de que siento pena pero no vivo apenada. Y entonces, una vez más el sol sale entre las nubes y aparece el arco iris.
Como sé que mi tristeza es tímida y pequeña, la protejo del resto, para que ellos no se asusten (que las tristezas asustan, por lo general) y para que ella a su vez se tranquilice y se duerma de nuevo escuchando las nanas de los recuerdos que la traen a mí.Recuerdos de Madrid, de calles distintas, de colores distintos. Recuerdos de alegrías que siguen siendo mías pero están lejos. Y siento añoranza. Mucha. De golpe. Como una tormenta de verano. Pero dura poco, y cuando se pasa, mi pequeña tristeza se queda dormida en la cuna de mi corazón, sonriendo, y mi alegría la mece para que sueñe futuros, y sitios desconocidos aún, y planes maravillosos. Y para que se acuerde de ti, que no te puedo olvidar nunca, y se sienta de ese modo, FELIZ
.

1 comentario:

raymond_yeats dijo...

Tu tristeza asalta mis amaneceres con la violencia de un milano arratrado por el viento. Desobediente, errática, dulce y delicada, siempre entrañable como tus sonrisas luego de bañarte en aquél baño de plástico con olor a colonia fresca y polvos de talco. Tu triteza es la mía, como es tu alegría, como es tu pulso que siempre siento, aunque estés lejos, y te sientas sola, por no ver cómo te miro, presintiendote junto a mi.