miércoles, diciembre 07, 2005

Diciembre


Cuando era pequeña y quería cambiar algo de lo que pasaba en el mundo, cerraba los ojos y decía para mí misma “que no sea cierto, que sea un sueño, que desaparezca”. Ahora ya no me ocurre esto. Ahora cuando me gustaría que algo en mi vida cambiara, que alguna crisis terminara, siento que debo esperar y ser paciente. Y a mi siempre me ha costado ser paciente. Pero ahora siento que debo hacerlo. Con lo que ocurre fuera de mi piel y con lo que ocurre dentro.


A veces no me apetece llevarme bien con el mundo. Pero ni siquiera esas veces me quiero bajar del tren. Sigo pensando que soy afortunada, y que las batallas perdidas y las sombras en la mirada solo consiguen volverme más real y más mujer. Y también por eso, soy afortunada.