lunes, enero 09, 2006

FRÁGIL


Me gustaría saber por qué las cosas se acaban rompiendo siempre, por mucho cuidado que una ponga al manipularlas. Ayer se me cayó un plato mientras fregaba después de cenar. En milésimas de segundo, mientras ves como el plato se desliza de tus manos, el corazón se acelera de un modo desmesurado y la adrenalina inunda el cuerpo. Cuando oyes el ruido de la porcelana rompiéndose y ves los añicos sembrados por el suelo, una especie de rabia de un segundo y medio te nubla la visión. Pero luego se pasa, una se dice: “¡tonta!” recoge los trozos y los tira a la basura. Y esto nunca duele demasiado, a no ser que te cortes cuando recoges lo que queda del plato.
Ayer el plato se me escurrió de las manos por descuido, o porque se resbaló con el jabón…
Pero cuando un día de pronto se te rompe el corazón todo este proceso se ralentiza de forma dolorosa. A veces ni siquiera intuyes que vaya a ocurrir hasta que oyes el ruido y sientes el dolor… porque cuando lo que se rompe es el corazón, siempre te cortas, y siempre sangras.


Podría pasarme la vida teniendo todo el cuidado del mundo…pero lo cierto es que a veces necesitamos romper cosas para ser conscientes de lo frágiles que son y cuidarlas con más mimo la próxima vez que las tengamos en nuestras manos.

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